Pues en eso se resumió la noche de ayer. Una noche algo extraña, una noche donde mi pasado se convirtió en presente por unas horas para hablar de lo que nos había deparado la vida desde la ultima vez que supimos el uno del otro.
Lo cierto es que iba asustado, temiendo por mi vida en algunos momentos, pero por ahora creo que no se ha comido a nadie y claro, yo no voy a ser el primero, así que después de un extraño momento (reencuentro, puede ser?) donde nos saludamos, pusimos rumbo a mistelánea, una tienda a la que le tenía ganas desde hacía tiempo.
Olisqueamos algún que otro té antes de tomar la dura decisión de llevarnos un par de sabores, toda una lastima, pero no era factible llevarnos la tienda entera. No teníamos donde meterla, que si no.....
Después de eso buscamos un restaurante al que me había invitado, aunque, ahora que lo pienso, curiosa forma de invitarme, y hacerme pagar mi mitad a mi. La ultima vez que yo invité a alguien, yo lo pagué todo. Pero bueno, eso puede ser debido a las diferencias culturales y tal.
Volviendo al tema del restaurante, un restaurante que lleva relativamente poco abierto, que se me dio a conocer gracias a una amiga que me pasó un enlace de la pagina, y gracias a ella pude conocer la existencia de kyotosantiago, un restaurante japonés, que me sorprendió incluso a mi, que estuve en japón, al no esperarme un menú tan bueno y tan autentico como el de este local.
Si soy sincero, me esperaba algún que otro plato de fideos, algún rollito de primavera y un poco de atún crudo, pero el menú era impresionante, con la única pega de la falta de ramen, toda una decepción al ser yo un fanático de este plato.
De todas todas nos atrevimos con platos de los cuales no recuerdo ni el nombre, lo único decir que lo mío era un wok con ternera y verduras y lo suyo era pollo con curry, que digo yo, eso no es comida india?
El postre consistió en un brownie de chocolate con helado de vainilla y el mio era brownie de té verde con un helado muy sospechoso con sabor a arena o algún fruto seco de esos que viene quemado dentro de la cascara, pero no importó demasiado, estaba todo buenísimo.
Por ultimo pero no por eso lo menos importante, la compañía, la conversación, y las risas que plagaron una noche genial, algo que yo no estaba seguro de tener, pero que al final, una vez mas, la ficción supera a la realidad. Y decir tengo que en este caso me impresionó lo bien que me lo pasé, lo cómodo que me encontré en su compañía y lo bueno que está el té que me estoy bebiendo mientras escribo este resumen de una noche rara, pero muy buena.
Desconfianza
Hace 1 mes