En este caso el asunto era de los que a mi me gustan y que últimamente llenan muchos temas de conversación:
-Hola tío soy Agus. Estas currando?
-No, hoy tengo el día libre.
-Tienes planes ya?
-Pues no, cuéntame.
-Que tal si nos vamos a patinar a Muros?
-Me apunto, a que hora te cojo?
-Sobre las cinco te pego un toque y me recoges?
Con esto dicho acabé la partida de Gran Turismo 5 que tenía entre las manos y me preparé para la hora: Baterías de cámaras, cámaras y carrete (para una de las tres), lentillas y calzado eran parte del equipaje que tengo que tener a mano para estas pequeñas pero divertidas aventuras. Como no tardé mucho me quedé dormido casi una hora.
A las cinco y media llegamos a muros, donde quedamos con un colega que hace poco que empezó a patinar. Nos enseñó como saltar el vallado de un instituto donde a mi nunca se me hubiera ocurrido entrar.
Aquí es donde la historia empieza a tener trazos de sueño o delirio. Encontramos el paraíso.
Cuando empiezas a subir la cuesta no ves mucho que merezca la pena, pero lo bueno se hace esperar y es cuando das la vuelta y ves un entramado de corredores con escaleras entre trozos de jardín. Si tengo que dar mi sincera opinión, diré que me sentí abrumado por todo aquello.
Pasamos de patinar en una acera cutre en Lira a tener escaleras, barandillas y planos inclinados por todos lados. Nos paramos allí lo suficiente para calentar y planchar trucos básicos (dentro de poco el 360 flip entrará en esta categoría) y nos movimos a otro instituto que está a unos doscientos metros.
En ese otro fue en el que nos quedamos mas tiempo y tiramos las primeras fotos. Encontramos unas escaleras con el aterrizaje en bajada, y un aparcamiento con los accesos de la misma manera. Nos entretuvimos un rato antes de volver al instituto Sur (por ponerle nombre) a sacar alguna que otra foto y descubrir que los techos son patinables también.
No aburro con mas texto, que ya sé que solo habéis venido a por las fotos.
Skater: Pincho
