domingo, 20 de mayo de 2012

Monologos


El fin de semana pasado la señorita Nimue me invitó a ver un monologo, y como es obvio, dije que si.
No solo por el monologo, si no también por pasar una velada en la compañía de la mejor fotógrafa que conozco. (Si, soy un pelota, pero así me aseguro una sesión de fotos haciendo surf que lo vais a flipar)
La noche empezó cuando ella me recogió en Lira en su flamante descapotable y salimos a toda velocidad hacia Villagarcía De Arousa. El GPS nos indicaba que llegaríamos allí unos cinco minutos antes de que empezara, así que decidimos no hacer paradas innecesarias, la única que nos permitimos fue para descapotar, ya que llegábamos justos de tiempo, mejor hacerlo con estilo.
Tengo que admitir que nunca he sido fan de los descapotables, pero supongo que tengo que cambiar de opinión, me gustan. Ya lo he dicho.
El GPS no se equivocó y llegamos con cinco minutos de ventaja, que fue lo que tardamos en encontrar el recinto y ponernos a una cola que ya estaba entrando a toda prisa.
El teatro en el que iban a actuar era grande y las butacas ocupadas pocas, pero de todas todas los cómicos hicieron las delicias de los que asistimos, los tres consiguieron que los pocos asistentes lloraran o se retorcieran de risa.
Después de las casi dos horas de monologos salimos con dolores abdominales de tanto reírnos y buscamos un sitio donde reponer fuerzas para el largo camino de vuelta, y encontramos un pequeño local donde un roquero de la vieja escuela nos sirvió una cena que nos preparó para el largo camino a casa en el descapotable.

                                                               Aquí nos decían que a la de tres alzásemos las manos arriba
                                       En esta el tío que estaba en frente mía me tapaba con lo que el llamará manos y yo zarpas

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